Queridos hermanos y hermanas, exploremos el tema de la mezcla de razas con un corazón lleno de amor y comprensión. La Biblia nos enseña que todos los seres humanos son creados a imagen de Dios. Somos parte de una familia humana, creada por el mismo Creador amoroso. Al principio, Dios creó a Adán y Eva, y de ellos, han nacido todas las naciones y pueblos. Esta verdad nos recuerda nuestra humanidad compartida y la unidad que tenemos como hijos de Dios.
A lo largo de la Biblia, vemos ejemplos de personas de diferentes orígenes uniéndose. Una hermosa historia es la de Rut, una mujer moabita, quien se convirtió en parte de la línea de descendencia del Rey David y, en última instancia, de Jesucristo. La historia de Rut nos muestra que el amor de Dios trasciende las barreras raciales y culturales. Su fe y lealtad fueron más importantes que su etnia, y fue acogida en la familia de Israel.
En el Nuevo Testamento, vemos a la iglesia primitiva rompiendo barreras entre judíos y gentiles. El apóstol Pablo, en sus enseñanzas, enfatiza que en Cristo no hay judío ni gentil, sino que todos son uno. Este mensaje de unidad es un poderoso recordatorio de que, a los ojos de Dios, nuestras diferencias no son una barrera, sino una oportunidad para mostrar Su amor.
Queridos amigos, abracémonos unos a otros con el amor que Cristo nos ha mostrado. Celebremos nuestra diversidad y reconozcámosla como un testimonio de la creatividad y el amor de Dios por todas las personas. Nuestras diferencias no deben dividirnos, sino más bien unirnos para cumplir el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Al reflexionar sobre estas verdades, recordemos que el reino de Dios es para personas de toda nación, tribu y lengua. Estamos llamados a amarnos profundamente y a ser pacificadores en un mundo que a menudo busca la división.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras bíblicas a continuación que hablan sobre la mezcla de razas.
“María Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita”
— Números 12:1
Números 12:1 relata cómo Miriam y Aarón criticaron a Moisés por haberse casado con una mujer cusita. Este versículo refleja tensiones relacionadas con el matrimonio entre diferentes grupos étnicos. Sin embargo, el enfoque principal del capítulo es la reacción de Dios a la crítica injusta hacia Moisés. Esto nos enseña que el juicio basado en el origen étnico puede ser inapropiado y que Dios valora la integridad y el liderazgo por encima de las diferencias superficiales. La historia subraya la importancia de la aceptación y el respeto mutuo.
“No emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo”
— Deuteronomio 7:3
Deuteronomio 7:3 advierte a los israelitas contra los matrimonios con personas de otras naciones. Este versículo forma parte de las instrucciones que Dios dio a Israel para mantener la pureza religiosa y evitar la influencia de prácticas paganas. El enfoque no es la raza, sino la preservación de la fe y la obediencia a Dios. En su contexto histórico, las alianzas matrimoniales podían llevar a la idolatría, por lo que estas restricciones buscaban proteger la identidad espiritual del pueblo de Israel.
“Porque han tomado de las hijas de ellos para sí para sus hijos, el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; la mano de los príncipes de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado”
— Esdras 9:2
Esdras 9:2 aborda la preocupación de Esdras sobre los matrimonios mixtos entre los israelitas y los pueblos vecinos. Este versículo refleja el temor de que tales uniones puedan llevar a la adopción de prácticas y creencias paganas, apartando al pueblo de Israel de su fe y tradiciones. Esdras llama a la comunidad a arrepentirse y a buscar pureza espiritual, enfatizando la importancia de mantener su identidad y devoción a Dios, evitando influencias externas que puedan corromper su relación con Él.
“Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros”
— Nehemías 13:3
Nehemías 13:3 narra cómo el pueblo de Israel, al escuchar la Ley, decidió separar a los extranjeros de su comunidad. Este versículo refleja el esfuerzo por preservar la identidad religiosa y cultural del pueblo israelita tras su regreso del exilio. La decisión no se basa en una cuestión étnica, sino en mantener la pureza de la fe y las prácticas religiosas, evitando influencias externas que pudieran alejar al pueblo de su devoción a Dios. Es un llamado a la fidelidad espiritual y comunitaria.
“¿obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?”
— Nehemías 13:27
Nehemías 13:27 aborda la preocupación de Nehemías por las uniones matrimoniales con extranjeros, que en su contexto se consideraban una amenaza para la pureza religiosa y cultural del pueblo de Israel. Nehemías temía que tales uniones llevaran a la adopción de prácticas religiosas ajenas, alejando al pueblo de su devoción a Dios. Este versículo refleja un esfuerzo por mantener la identidad y fidelidad del pueblo a través de la observancia de las leyes y tradiciones establecidas.
“De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; les ha prefijado el orden de los tiempos, los límites de su habitación”
— Hechos 17:26
Hechos 17:26 nos enseña que Dios creó a todas las naciones de un solo hombre, enfatizando la unidad y la igualdad de la humanidad. Este versículo destaca que, a pesar de nuestras diferencias étnicas y culturales, todos compartimos un origen común. En el contexto de la mezcla de razas, nos recuerda que las divisiones raciales son humanas y que, ante Dios, somos una sola familia. Este mensaje promueve la armonía y el respeto entre todas las personas, independientemente de su origen.
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Gálatas 3:28
Gálatas 3:28 es un versículo que destaca la igualdad y unidad entre los creyentes en Cristo. En este pasaje, Pablo afirma que en Cristo no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, ya que todos son uno en Él. Este versículo subraya que, en la comunidad cristiana, las diferencias raciales, sociales y de género no deben ser barreras, enfatizando que la fe en Cristo trasciende todas las divisiones humanas y promueve la unidad entre todos.
“Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, en todos”
— Colosenses 3:11
Colosenses 3:11 dice: “Aquí no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es todo, y en todos”. Este versículo enfatiza la unidad y la igualdad entre las personas, independientemente de su origen étnico, cultural o social. En el contexto de la mezcla de razas, resalta que en Cristo, todas las barreras se desvanecen, y todos son uno. La fe en Cristo trasciende las divisiones humanas, promoviendo la inclusión y la armonía.
“Gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A estas, pues, se juntó Salomón con amor”
— 1 Reyes 11:2
1 Reyes 11:2 advierte sobre las uniones con mujeres de naciones extranjeras, destacando el riesgo de que estas relaciones desvíen el corazón de los israelitas hacia otros dioses. En el contexto de Salomón, el versículo subraya cómo sus matrimonios con mujeres de diversas naciones llevaron a la idolatría, alejándolo de la devoción exclusiva al Dios de Israel. Este pasaje resalta la importancia de mantener la fidelidad espiritual y cultural, advirtiendo sobre las influencias externas que pueden corromper la fe y los valores fundamentales.
“Tomaron de sus hijas por mujeres, dieron sus hijas a los hijos de ellos, sirvieron a sus dioses”
— Jueces 3:6
Jueces 3:6 describe cómo los israelitas se casaron con personas de otras naciones, lo que resultó en la adopción de sus costumbres y dioses. Este versículo refleja la preocupación en el contexto bíblico sobre la influencia de otras culturas y religiones en la fe y prácticas de Israel. En lugar de ser una simple cuestión de mezcla de razas, el pasaje aborda el riesgo de alejamiento espiritual y la importancia de mantener la fidelidad a las enseñanzas y tradiciones religiosas propias.
“No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra”
— Deuteronomio 23:7
Deuteronomio 23:7 dice: “No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.” Este versículo destaca la importancia de la aceptación y el respeto hacia otras naciones y culturas. A pesar de las diferencias étnicas o históricas, se enfatiza la hermandad y la consideración hacia quienes han sido parte del pasado común. Es un llamado a la inclusión y a la solidaridad, recordando las experiencias compartidas y las raíces comunes.
“¿Mudará el etíope su piel, el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?”
— Jeremías 13:23
Jeremías 13:23 dice: “¿Puede el etíope cambiar su piel, o el leopardo sus manchas? Así tampoco vosotros podréis hacer el bien, estando habituados a hacer el mal.” Este versículo utiliza metáforas de diferencias naturales e inmutables para ilustrar la dificultad de cambiar hábitos profundamente arraigados. No se refiere a la mezcla de razas, sino a la resistencia al cambio espiritual y moral. El mensaje central es sobre la necesidad de transformación interna para abandonar el mal y hacer el bien.
“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, tu Dios mi Dios”
— Rut 1:16
Ruth 1:16 es un versículo poderoso que destaca el compromiso y la lealtad más allá de las fronteras culturales y raciales. Ruth, una moabita, decide acompañar a su suegra Noemí, diciendo: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios”. Este acto refleja la unión de diferentes orígenes y la aceptación de nuevas identidades y creencias. El versículo subraya que el amor y la fe trascienden las divisiones raciales, promoviendo la inclusión y la integración de diversas culturas bajo un propósito común.
“Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”
— 1 Corintios 7:14
1 Corintios 7:14 dice: “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”. Este versículo aborda la santificación dentro del matrimonio entre creyentes e incrédulos. No trata directamente sobre la mezcla de razas, sino sobre la influencia espiritual positiva que un cónyuge creyente puede tener en su pareja y en sus hijos, resaltando la importancia de la fe y la unidad familiar en un contexto diverso.
“Prevaricó Judá, en Israel en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, se casó con hija de dios extraño”
— Malaquías 2:11
Malaquías 2:11 aborda la infidelidad de Judá al profanar el pacto con Dios al casarse con personas de otras naciones que adoraban a dioses extranjeros. Este versículo no trata sobre la mezcla de razas en términos étnicos, sino sobre la mezcla religiosa y la fidelidad al pacto con Dios. El enfoque está en la importancia de mantener la pureza espiritual y el compromiso con las enseñanzas divinas, evitando influencias que puedan desviar a la comunidad de su fe.
“Por tanto, id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”
— Mateo 28:19
Mateo 28:19 dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Este versículo refleja el llamado universal del cristianismo a todas las razas y culturas, destacando la inclusión y unidad en la fe. Jesús ordena a sus seguidores a trascender barreras étnicas y culturales para compartir su mensaje, promoviendo así la diversidad y la integración de todas las razas en una comunidad espiritual global.
“Porque no hay diferencia entre judío griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan”
— Romanos 10:12
Romanos 10:12 dice que no hay distinción entre judío y gentil, ya que el mismo Señor es Señor de todos y enriquece a todos los que lo invocan. Este versículo subraya la igualdad y unidad entre las razas ante Dios. En el contexto de la mezcla de razas, resalta que todos los creyentes, independientemente de su origen étnico, son igualmente valiosos y bienvenidos en la familia de Dios. La fe en Cristo trasciende las barreras raciales y culturales, promoviendo la inclusión y la unidad.
“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación”
— Efesios 2:14
Efesios 2:14 dice: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.” Este versículo destaca cómo Cristo une a diferentes grupos, eliminando barreras que los separan. En el contexto de la mezcla de razas, enfatiza la unidad y reconciliación que Cristo ofrece, superando divisiones culturales y étnicas. La paz de Cristo trasciende diferencias, promoviendo una comunidad unida en amor y comprensión mutua, reflejando la armonía deseada por Dios para toda la humanidad.
“Te encarezco delante de Dios del Señor Jesucristo, de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”
— 1 Timoteo 5:21
1 Timoteo 5:21 dice: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad.” Este versículo enfatiza la importancia de actuar con justicia e imparcialidad. En el contexto del tema de la mezcla de razas, nos recuerda que debemos tratar a todas las personas con igualdad, sin favoritismos ni prejuicios raciales, siguiendo el ejemplo de amor y equidad que nos enseña Cristo.
“¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, venís a ser jueces con malos pensamientos?”
— Santiago 2:4
El versículo James 2:4, en el contexto de la Biblia, aborda el tema de la parcialidad y la discriminación. Aunque no trata específicamente sobre la mezcla de razas, nos enseña que no debemos juzgar ni mostrar favoritismo por razones superficiales. En lugar de discriminar, estamos llamados a tratar a todos con igualdad y amor, reflejando así el carácter de Dios. Este versículo nos recuerda que, ante Dios, todos somos iguales y debemos actuar con justicia y sin prejuicios.
“La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos samaritanos no se tratan entre sí”
— Juan 4:9
Juan 4:9 relata el encuentro entre Jesús y la mujer samaritana. La mujer se sorprende de que Jesús, siendo judío, le hable, ya que judíos y samaritanos no se trataban entre sí. Este versículo resalta cómo Jesús rompe barreras culturales y étnicas, mostrando que el amor y la compasión trascienden las divisiones humanas. El mensaje es claro: en la fe cristiana, todas las personas son dignas de amor y respeto, sin importar su origen o raza.
“Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón hembra los creó”
— Génesis 1:27
Génesis 1:27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Este versículo subraya la igualdad fundamental de todos los seres humanos, ya que todos fueron creados a imagen de Dios. En el contexto de la mezcla de razas, resalta que las diferencias raciales no afectan la dignidad intrínseca de cada persona. Todos compartimos una esencia común y divina, lo que promueve la unidad y el respeto mutuo entre diversas razas y culturas.
“El extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco”
— Isaías 56:3
Isaías 56:3 aborda la inclusión y aceptación de todos los pueblos en la comunidad de Dios, independientemente de su origen o raza. El versículo asegura que los extranjeros y aquellos que se sienten diferentes no deben temer ser excluidos del pueblo de Dios. Alienta a la unidad y la aceptación, reflejando el amor y la apertura divina hacia todas las razas y culturas. Este mensaje subraya la importancia de la diversidad y la inclusión en la fe, promoviendo una comunidad unida bajo el amor de Dios.
“A los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, abracen mi pacto”
— Isaías 56:6
Isaías 56:6 enfatiza la inclusión y la aceptación de los extranjeros que eligen seguir a Dios y guardar su pacto. Este versículo destaca que el mensaje divino trasciende las barreras culturales y raciales, abriendo las puertas a todos aquellos que buscan la fe verdadera. En un contexto de mezcla de razas, subraya la importancia de la unidad y la igualdad espiritual, mostrando que el compromiso con Dios es lo que verdaderamente importa, más allá de las diferencias de origen o etnia.
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”
— 1 Corintios 12:13
1 Corintios 12:13 dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Este versículo destaca la unidad y la inclusión en la comunidad cristiana. Independientemente de las diferencias raciales, culturales o sociales, todos los creyentes son parte de un mismo cuerpo en Cristo, unidos por el Espíritu Santo. Esto enfatiza que la diversidad es bienvenida y valorada en la fe cristiana.
“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas”
— Génesis 6:1-2
Génesis 6:1-2 describe un tiempo en que los “hijos de Dios” vieron que las “hijas de los hombres” eran hermosas y tomaron esposas de entre ellas. Este pasaje ha sido interpretado de diversas maneras, pero a menudo se entiende como una referencia a la unión entre seres celestiales y humanos. En el contexto del tema de la mezcla de razas, se puede ver como una ilustración temprana de interacciones entre diferentes grupos, aunque el enfoque aquí es más espiritual que racial.
“Te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito”
— Génesis 24:3
Génesis 24:3 relata cómo Abraham pide a su siervo que jure no tomar esposa para su hijo Isaac de las hijas de los cananeos, sino que busque una esposa de su propia familia. Este versículo refleja las preocupaciones de Abraham sobre preservar la fe y las tradiciones de su linaje, más que una cuestión de raza. En el contexto bíblico, la mezcla de razas se vincula más a la mezcla de creencias y valores que a la etnicidad en sí.
“Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo, le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán”
— Génesis 28:1
Génesis 28:1 relata cómo Isaac instruye a su hijo Jacob para que no se case con una mujer cananea, sino que busque una esposa de entre su propia parentela. Este versículo refleja la importancia que se daba en ese contexto histórico y cultural a la preservación de la identidad y las tradiciones familiares. Aunque algunas interpretaciones lo ven como una advertencia contra la mezcla de razas, el enfoque principal era mantener la continuidad de la fe y las costumbres familiares en una época en que las alianzas matrimoniales influían profundamente en la vida religiosa y social.
“Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz”
— Jeremías 29:7
Jeremías 29:7 exhorta a buscar el bienestar de la ciudad donde uno habita, incluso si es un lugar de exilio. Este versículo subraya la importancia de la convivencia pacífica y el bienestar común, sugiriendo que al trabajar por el bien de la comunidad, también se encuentra bienestar personal. En el contexto de la mezcla de razas, este mensaje resalta la importancia de la integración cultural y la cooperación mutua para construir una sociedad armoniosa, donde la diversidad se valora y se fomenta el entendimiento entre diferentes grupos.
“O tomando de sus hijas para tus hijos, fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas”
— Éxodo 34:16
Éxodo 34:16 advierte a los israelitas sobre las consecuencias de casarse con personas de otras naciones que adoran a otros dioses. El versículo enfatiza la importancia de mantener la pureza religiosa y cultural para evitar ser influenciados por prácticas idólatras. En el contexto de la Biblia, la preocupación no es tanto la mezcla de razas, sino el riesgo de desviarse de la fe y los mandamientos de Dios. Es un llamado a la fidelidad y a preservar la identidad espiritual del pueblo.
“Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios”
— Levítico 19:33-34
Levítico 19:33-34 enseña sobre el trato justo y compasivo hacia los extranjeros. Dios instruye a los israelitas a no oprimir a los extranjeros y a tratarlos como a sus propios ciudadanos, recordando que ellos también fueron extranjeros en Egipto. Este versículo destaca la importancia de la empatía, la inclusión y la igualdad entre las personas, sin importar su origen o raza, promoviendo la idea de que todos merecen respeto y amor, reflejando la justicia divina.
“Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme hace justicia”
— Hechos 10:34-35
Hechos 10:34-35 dice: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.” Este versículo subraya que Dios no discrimina por raza o nacionalidad. La aceptación de Dios se basa en la reverencia y justicia de cada individuo, no en su origen. Es un llamado a la unidad y a reconocer la igualdad de todas las personas ante Dios.
“Cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje lengua pueblo nación”
— Apocalipsis 5:9
Apocalipsis 5:9 celebra la redención universal a través de Jesucristo, destacando que personas de “toda tribu, lengua, pueblo y nación” han sido compradas por su sangre. Este versículo subraya la unidad y diversidad del pueblo de Dios, mostrando que su amor trasciende fronteras culturales y étnicas. La mezcla de razas en este contexto resalta la inclusión y el propósito divino de reunir a todos los creyentes en una comunidad unificada, reflejando la belleza de la diversidad en la unidad cristiana.
“Después de esto miré, he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones tribus pueblos lenguas, que estaban delante del trono en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en las manos”
— Apocalipsis 7:9
Apocalipsis 7:9 describe una visión en la que una multitud innumerable de personas de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas está delante del trono de Dios. Este versículo ilustra la diversidad y la unidad en la adoración a Dios, destacando que su amor y salvación trascienden las barreras raciales y culturales. Es un poderoso recordatorio de que en el reino de Dios, la diversidad es celebrada y todos son bienvenidos, reflejando la belleza de la creación en su conjunto.
Al reflexionar sobre los versículos bíblicos relacionados con la mezcla de razas, aprendemos que la esencia del mensaje bíblico es la unidad y el amor en Cristo. En Hechos 17:26, se nos recuerda que Dios hizo de una sola sangre a toda la humanidad, enfatizando nuestra unidad fundamental. Gálatas 3:28 y Colosenses 3:11 nos enseñan que, en Cristo, no hay distinción entre judío ni gentil; todos somos uno. Estos versículos nos invitan a adoptar una perspectiva de igualdad y amor hacia todas las personas, independientemente de su origen étnico.
Nuestro pensamiento debe ser inclusivo, viendo la diversidad como una expresión de la creatividad divina. Deberíamos orar para que Dios nos dé corazones abiertos y mentes comprensivas, capaces de ver más allá de las diferencias superficiales y de celebrar la belleza de la diversidad creada por Él. También podemos pedir que seamos instrumentos de paz y reconciliación, promoviendo la unidad en nuestras comunidades. Que busquemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, recordando que cada persona es valiosa a los ojos de Dios. Así, podremos ser verdaderos reflejos del amor y la gracia de Dios en un mundo que a menudo busca dividir.