40 Versículos de la Biblia sobre Dios perdonando el adulterio

“Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, no peques más”

— Juan 8:11

Juan 8:11 relata el momento en que Jesús perdona a una mujer acusada de adulterio. Los fariseos querían apedrearla, pero Jesús desafió a cualquiera sin pecado a lanzar la primera piedra. Al no quedar nadie, le dijo a la mujer: “Tampoco yo te condeno; vete y no peques más”. Este versículo ilustra la misericordia y el perdón de Dios, enfatizando que, aunque el pecado es real, el amor y la gracia divina ofrecen una nueva oportunidad para vivir rectamente.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel justo para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de toda maldad”

— 1 Juan 1:9

1 Juan 1:9 nos asegura que si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Este versículo es especialmente reconfortante para aquellos que buscan el perdón divino por el adulterio, un pecado que puede causar gran culpa y vergüenza. La promesa de Dios de perdonar y purificar nos recuerda que nadie está fuera del alcance de Su gracia, y que la confesión sincera abre la puerta a la restauración y renovación espiritual.

“Venid luego, dice Jehová, estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”

— Isaías 1:18

Isaías 1:18 dice: “Venid, luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Este versículo resalta la infinita misericordia de Dios y su disposición para perdonar, incluso pecados graves como el adulterio. Ofrece esperanza a quienes buscan redención, subrayando que el arrepentimiento genuino puede transformar nuestras vidas, purificando nuestros errores pasados con el amor y la gracia de Dios.

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordiaConforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones”

— Salmos 51:1

El Salmo 51:1 es un poderoso clamor de arrepentimiento y súplica por misericordia. David, tras su adulterio con Betsabé, busca el perdón de Dios, reconociendo su pecado y la necesidad de la compasión divina. Este versículo refleja la esperanza de que, a pesar de nuestras transgresiones, Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar. Nos recuerda que el arrepentimiento genuino abre las puertas a la reconciliación y al perdón divino, incluso en situaciones tan graves como el adulterio.

“Mi pecado te declaré, no encubrí mi iniquidadDije: Confesaré mis transgresiones a Jehovátú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah”

— Salmos 32:5

El versículo de Salmo 32:5 dice: “Te reconocí mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: ‘Confesaré mis transgresiones al Señor’, y tú perdonaste la culpa de mi pecado”. Este pasaje resalta la importancia de la confesión sincera para recibir el perdón de Dios. En el contexto del adulterio, este versículo nos recuerda que, al admitir nuestros errores y arrepentirnos genuinamente, Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar, restaurando nuestra relación con Él.

“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”

— 2 Samuel 12:13

2 Samuel 12:13 relata el momento en que el rey David reconoce su pecado de adulterio con Betsabé y asesinato de Urías. Ante la confrontación del profeta Natán, David confiesa: “He pecado contra el Señor”. Natán le responde que Dios ha perdonado su pecado y no morirá. Este versículo subraya la misericordia divina y la disposición de Dios para perdonar incluso las transgresiones más serias, siempre que haya un arrepentimiento genuino. Refleja el tema central del perdón de Dios ante el adulterio.

“La oración de fe salvará al enfermo, el Señor lo levantará; si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”

— Santiago 5:15

El versículo de Santiago 5:15 dice: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”. Este versículo resalta el poder de la oración y la fe en la sanación y el perdón. En el contexto del adulterio, subraya que, al igual que cualquier otro pecado, el arrepentimiento sincero y la fe pueden llevar al perdón divino. Dios ofrece misericordia a quienes buscan redención con corazón genuino.

“Deje el impío su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”

— Isaías 55:7

Isaías 55:7 dice: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, quien tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Este versículo resalta la infinita misericordia y disposición de Dios para perdonar los pecados, incluido el adulterio. Invita a aquellos que han errado a abandonar sus caminos equivocados y volver a Dios con un corazón arrepentido, asegurando que encontrarán en Él un perdón generoso y compasivo.

“El que encubre sus pecados no prosperaráMas el que los confiesa se aparta alcanzará misericordia”

— Proverbios 28:13

Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Este versículo subraya la importancia de la confesión y el arrepentimiento sincero para recibir el perdón de Dios. En el contexto del adulterio, nos recuerda que esconder nuestros errores solo lleva a más sufrimiento, pero admitirlos y cambiar nuestro camino nos abre a la gracia y misericordia divinas. Dios está dispuesto a perdonar cuando nos acercamos a Él con un corazón contrito.

“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia”

— Miqueas 7:18

Miqueas 7:18 destaca la incomparable misericordia de Dios, quien perdona la iniquidad y pasa por alto las transgresiones de su pueblo. Este versículo resalta la naturaleza compasiva y amorosa de Dios, quien no guarda su enojo para siempre, sino que se deleita en la misericordia. En el contexto del adulterio, este pasaje ofrece esperanza y redención, recordando que Dios está dispuesto a perdonar incluso las faltas más graves cuando hay verdadero arrepentimiento, demostrando su deseo de restaurar y sanar a quienes buscan su perdón.

“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”

— Efesios 1:7

Efesios 1:7 dice: “En él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, según las riquezas de su gracia”. Este versículo destaca la misericordia infinita de Dios y su disposición para perdonar, incluso pecados graves como el adulterio. A través de Jesucristo, se ofrece redención y perdón a todos los creyentes. Esto nos recuerda que, sin importar nuestras fallas, siempre podemos encontrar gracia y reconciliación en Dios, quien nos redime por amor y no por nuestros méritos.

“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”

— Colosenses 1:14

Colosenses 1:14 dice: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” Este versículo resalta el poder del sacrificio de Cristo para perdonar todos los pecados, incluyendo el adulterio. A través de su sangre, somos redimidos y perdonados, lo que nos ofrece una nueva oportunidad para reconciliarnos con Dios. Este mensaje de esperanza y misericordia divina destaca que, sin importar la gravedad del pecado, el amor y el perdón de Dios están disponibles para quienes se arrepienten sinceramente.

“No enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, no me acordaré más de su pecado”

— Jeremías 31:34

Jeremías 31:34 habla del perdón y la restauración divina, destacando que Dios promete no recordar más los pecados de su pueblo. En el contexto del adulterio, este versículo ofrece esperanza y consuelo, mostrando que Dios está dispuesto a perdonar incluso las transgresiones más graves cuando hay arrepentimiento genuino. Este mensaje subraya la gracia y la misericordia de Dios, ofreciendo una nueva oportunidad para aquellos que buscan reconciliarse con Él y renovar sus vidas.

“Porque seré propicio a sus injusticiasY nunca más me acordaré de sus pecados de sus iniquidades”

— Hebreos 8:12

Hebreos 8:12 dice: “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. Este versículo resalta la misericordia y el perdón de Dios. En el contexto del adulterio, nos recuerda que Dios está dispuesto a perdonar cualquier pecado si nos arrepentimos sinceramente. Su promesa de no recordar nuestras iniquidades nos ofrece esperanza y renovación, subrayando que el perdón divino es completo y liberador, permitiéndonos comenzar de nuevo con un corazón limpio.

“Así que, arrepentíos convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”

— Hechos 3:19

Hechos 3:19 dice: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. Este versículo enfatiza la importancia del arrepentimiento y la conversión para recibir el perdón de los pecados. En el contexto del adulterio, Dios ofrece misericordia y perdón a quienes sinceramente se arrepienten de sus acciones y buscan un cambio genuino en sus vidas. El arrepentimiento trae renovación espiritual y paz interior, abriendo camino a una relación restaurada con Dios.

“Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama”

— Lucas 7:47

Lucas 7:47 dice: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero a quien se le perdona poco, poco ama”. Este versículo resalta la profundidad del amor y el perdón de Dios, especialmente en el contexto del adulterio. Jesús enseña que el perdón divino no está limitado por la gravedad del pecado, sino que está disponible para todos los que muestran verdadero arrepentimiento y amor. La capacidad de amar intensamente es una respuesta natural al ser perdonado por Dios.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”

— Romanos 8:1

Romanos 8:1 declara: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Este versículo resalta la gracia y el perdón infinito de Dios, incluso en situaciones de pecado como el adulterio. Al aceptar a Cristo, somos liberados de la culpa y la condenación, recibiendo el perdón divino. Esto subraya que no importa cuán grave sea el pecado, en Cristo encontramos redención y una nueva oportunidad para vivir conforme a su voluntad, libres de la carga del pasado.

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”

— Mateo 6:14

Mateo 6:14 dice: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.” Este versículo subraya la importancia del perdón en la vida cristiana, recordándonos que el perdón de Dios hacia nosotros está ligado a nuestra disposición para perdonar a los demás. En el contexto del adulterio, este mensaje recalca que, aunque es un pecado grave, la compasión y el perdón divino están disponibles si mostramos el mismo perdón hacia quienes nos han ofendido.

“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, no me acordaré de tus pecados”

— Isaías 43:25

Isaías 43:25 dice: “Yo, yo soy el que borra tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Este versículo resalta la infinita misericordia y amor de Dios, quien perdona nuestras transgresiones, incluyendo el adulterio, no por méritos humanos, sino por Su propia naturaleza compasiva. Dios nos ofrece un nuevo comienzo, enfatizando Su deseo de restaurar la relación con nosotros. Es un recordatorio poderoso de que el perdón divino está siempre disponible, invitándonos al arrepentimiento y a la renovación espiritual.

“Cuanto está lejos el oriente del occidenteHizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”

— Salmos 103:12

El Salmo 103:12 dice: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones”. Este versículo resalta la infinita misericordia de Dios y su disposición para perdonar nuestros pecados, incluyendo el adulterio. Al igual que el oriente y el occidente nunca se encuentran, Dios promete quitar nuestras faltas completamente, sin dejar rastro. Esto ofrece una profunda esperanza y consuelo para quienes buscan su perdón, recordándonos que su amor y gracia son inagotables.

“AñadeY nunca más me acordaré de sus pecados transgresiones”

— Hebreos 10:17

Hebreos 10:17 dice: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.” Este versículo subraya la promesa de Dios de perdonar completamente nuestros pecados, incluyendo el adulterio, cuando nos arrepentimos sinceramente. Dios no solo ofrece perdón, sino que elige olvidar nuestras faltas, liberándonos de la culpa y el pasado. Es un recordatorio poderoso de la misericordia y gracia divina, que nos invita a acercarnos a Él con confianza y esperanza de redención.

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”

— 1 Juan 2:1

1 Juan 2:1 dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Este versículo ofrece consuelo y esperanza a quienes han caído en pecado, como el adulterio, recordándonos que Jesús intercede por nosotros. Nos anima a evitar el pecado, pero también nos asegura que, si fallamos, podemos encontrar perdón y reconciliación a través de Cristo, quien es nuestro defensor ante Dios.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, oraren, buscaren mi rostro, se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados, sanaré su tierra”

— 2 Crónicas 7:14

2 Crónicas 7:14 dice: “si se humilla mi pueblo, sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” Este versículo destaca la misericordia de Dios al perdonar incluso pecados graves como el adulterio. Al reconocer nuestras faltas y buscar sinceramente a Dios con un corazón arrepentido, se nos ofrece el perdón y la restauración.

“No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente piadoso, tardo para la ira, grande en misericordia, porque no los abandonaste”

— Nehemías 9:17

Nehemías 9:17 destaca la compasión y misericordia de Dios, incluso cuando Su pueblo es rebelde. Aunque los israelitas se apartaron y no recordaron Sus maravillas, Dios permaneció perdonador y lleno de gracia. Este versículo resuena con el tema del perdón divino, incluyendo el adulterio, al subrayar que Dios es lento para la ira y abundante en amor. Su disposición a perdonar, a pesar de nuestras faltas, nos recuerda que siempre podemos volver a Él en busca de misericordia y restauración.

“De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado”

— Daniel 9:9

Daniel 9:9 dice: “Del Señor nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado”. Este versículo destaca la naturaleza misericordiosa de Dios, quien está dispuesto a perdonar incluso cuando hemos fallado gravemente. En el contexto del adulterio, nos recuerda que, a pesar de nuestras transgresiones, Dios ofrece su perdón cuando nos arrepentimos sinceramente. Su amor y misericordia son incondicionales, brindando esperanza y redención a quienes buscan su gracia.

“Porque tú, Señor, eres bueno perdonadorY grande en misericordia para con todos los que te invocan”

— Salmos 86:5

El versículo de Salmo 86:5 dice: “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan”. Este versículo resalta la naturaleza misericordiosa y perdonadora de Dios. Al abordar temas como el adulterio, es un recordatorio de que, sin importar la magnitud de nuestras faltas, Dios está dispuesto a perdonar a quienes se arrepienten sinceramente y lo buscan. Su bondad y misericordia nos ofrecen una segunda oportunidad y renovación espiritual.

“Entonces se le acercó Pedro le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”

— Mateo 18:21-22

Mateo 18:21-22 relata el diálogo entre Pedro y Jesús, donde Pedro pregunta cuántas veces debe perdonar a su hermano que peca contra él. Jesús responde que no solo debe perdonar siete veces, sino setenta veces siete. Este pasaje subraya la importancia del perdón ilimitado y refleja el amor y la misericordia de Dios. En el contexto del adulterio, nos recuerda que Dios está dispuesto a perdonar siempre que haya arrepentimiento genuino, y nos invita a imitar esa misma disposición al perdón en nuestras vidas.

“DiciendoBienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadasY cuyos pecados son cubiertos”

— Romanos 4:7

Romanos 4:7 dice: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos”. Este versículo enfatiza la bendición del perdón divino, destacando que Dios ofrece misericordia a todos los que se arrepienten, incluso a quienes han cometido adulterio. A través de la fe y el arrepentimiento sincero, los pecadores son liberados del peso de sus transgresiones. Este pasaje subraya la esperanza y la redención disponibles para todos, recordando que el amor y la gracia de Dios son más grandes que cualquier pecado.

“Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”

— Marcos 11:25

El versículo de Marcos 11:25 resalta la importancia del perdón en nuestras vidas. Nos enseña que cuando oramos, debemos perdonar a los demás para que Dios también nos perdone. Este principio es esencial al considerar el perdón de Dios hacia el adulterio. Aunque el adulterio es un pecado serio, Dios está dispuesto a perdonar a quienes se arrepienten sinceramente. Así como recibimos el perdón divino, estamos llamados a ofrecer ese mismo perdón a quienes nos han ofendido, reflejando la gracia de Dios en nuestras vidas.

“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”

— Tito 2:14

Tito 2:14 dice: “quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Este versículo resalta el sacrificio de Cristo, quien se entregó para liberarnos del pecado y purificarnos. En el contexto del perdón por el adulterio, enfatiza la capacidad de Jesús para transformar y redimir, ofreciendo una nueva oportunidad a aquellos que se arrepienten sinceramente, mostrándonos que el perdón y la renovación son posibles a través de Él.

“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”

— Lucas 15:7

Lucas 15:7 dice: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.” Este versículo subraya la inmensa alegría y celebración en el cielo cuando un pecador se arrepiente y busca el perdón de Dios, incluso en casos de adulterio. Refleja la infinita misericordia y disposición de Dios para perdonar, enfatizando que el arrepentimiento sincero abre la puerta a la reconciliación y el amor divino.

“Rasgad vuestro corazón, no vuestros vestidos, convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es clemente, tardo para la ira grande en misericordia, que se duele del castigo”

— Joel 2:13

Joel 2:13 dice: “Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos. Volved al Señor vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente del castigo.” Este versículo subraya la importancia del arrepentimiento genuino y del cambio interno sobre los rituales externos. En el contexto del adulterio, destaca que Dios es misericordioso y dispuesto a perdonar cuando nos volvemos a Él con un corazón sincero y arrepentido. Su compasión ofrece esperanza y redención incluso en nuestras mayores fallas.

“Pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso piadoso; tardo para la ira, grande en misericordia verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión el pecado, que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera cuarta generación”

— Éxodo 34:6-7

Éxodo 34:6-7 describe a Dios como misericordioso, compasivo, lento para la ira y abundante en amor y fidelidad. Aunque menciona que Dios perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, también subraya que no deja al culpable sin castigo. En el contexto del adulterio, este pasaje resalta la disposición de Dios para perdonar a quienes se arrepienten sinceramente, aunque también advierte sobre las consecuencias del pecado. Es un recordatorio de su amor y justicia, ofreciendo esperanza a quienes buscan redención.

“Id, pues, aprended lo que significa: Misericordia quiero, no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”

— Mateo 9:13

Mateo 9:13 dice: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Este versículo subraya la compasión y el perdón de Dios, enfatizando que Jesús vino a ofrecer gracia y redención a aquellos que han pecado, incluyendo el adulterio. Dios valora el arrepentimiento genuino y ofrece misericordia en lugar de condenación, mostrando su deseo de restaurar a los que se arrepienten sinceramente.

“Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”

— Lucas 23:34

Lucas 23:34 dice: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Este versículo muestra el profundo amor y misericordia de Jesús incluso en medio de su crucifixión. Aunque no se refiere directamente al adulterio, resalta el carácter perdonador de Dios. En el contexto del perdón por el adulterio, este versículo nos recuerda que, independientemente del pecado, Dios ofrece perdón a quienes se acercan a Él con un corazón arrepentido, siguiendo el ejemplo de amor y compasión de Cristo.

“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”

— Romanos 5:20

Romanos 5:20 dice: “La ley se introdujo para que abundara la transgresión; pero, cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Este versículo resalta el poder del perdón divino, incluso en casos de graves pecados como el adulterio. Aunque la ley revela nuestras fallas, la gracia de Dios es aún más grande, ofreciendo perdón y redención. Esto nos recuerda que, sin importar la magnitud del pecado, la misericordia de Dios siempre tiene la capacidad de restaurar y renovar nuestras vidas.

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”

— Juan 3:17

Juan 3:17 nos recuerda que Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo. En el contexto del perdón divino, este versículo subraya el propósito redentor de Jesús, ofreciendo esperanza incluso a quienes han cometido adulterio. Dios no busca castigar, sino restaurar y reconciliar. Su amor y misericordia están disponibles para todos, y a través del arrepentimiento, el perdón es accesible. Este mensaje de salvación reafirma que siempre hay un camino de regreso a la gracia divina.

“Palabra fiel digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”

— 1 Timoteo 1:15

1 Timoteo 1:15 dice: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” Este versículo resalta la gracia y el perdón de Dios, incluso para los pecadores más grandes. En el contexto del adulterio, nos recuerda que nadie está fuera del alcance del perdón divino. Jesús vino a salvarnos, mostrando que el arrepentimiento sincero abre la puerta a la redención y reconciliación con Dios.

“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por cuya herida fuisteis sanados”

— 1 Pedro 2:24

1 Pedro 2:24 dice: “Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, muertos a los pecados, vivamos para la justicia; por sus heridas fuisteis sanados.” Este versículo destaca el sacrificio de Cristo como el medio por el cual se ofrece el perdón de los pecados, incluyendo el adulterio. A través de su sacrificio, Jesús nos da la oportunidad de arrepentirnos y ser perdonados, permitiéndonos vivir una vida justa y restaurada en comunión con Dios.